24 de abril de 2014

Rótelo No.19 “Ese tal paro agrario vuelve.”

La situación actual del país requiere de nuestro compromiso y esfuerzos para alcanzar mejores condiciones de vida. El despojo y la explotación de recursos en Colombia han conducido a la crisis humanitaria, ambiental y social en la que hoy nos encontramos. Los tratados comerciales internacionales empobrecen cada vez más a nuestros campesinos y causan graves afectaciones a los campos. La mega-minería, presentada como el hito del desarrollo en nuestro país, no ha traído más que desastres ambientales y expropiación de nuestros recursos naturales. La riqueza de las empresas aumenta, pero eso no se ve reflejado en mejoras en la calidad de vida de los y las colombianas.

La situación en las ciudades no es diferente. El desempleo y la exclusión social, el encarecimiento de la vivienda, los transportes masivos soportados cada vez más en el lucro, la militarización y la violencia paramilitar en las urbes, son el  pan de cada día.
Sumado a esto, es  más evidente la privatización y la precarización de los derechos del pueblo colombiano: La salud y educación en manos de intermediarios que han convertido estos derechos en servicios, lo que los hace una cuestión excluyente, es decir, para quienes puedan pagarlos o endeudarse por ellos.

Sin embargo, el Pueblo colombiano ha dado lecciones de dignidad y de lucha. Se ha lanzado a la movilización activa y propositiva en pro de la soberanía y el bienestar para los y las colombianas. Prueba de ello son las movilizaciones estudiantiles, de los sectores de la salud, mineras y agrarias que han inundado las calles de nuestro país desde hace un par de años y que se recogen en el legado de las luchas históricas de nuestro Pueblo por alcanzar condiciones de vida digna y justicia social.

El gobierno intentó opacar estas justas reivindicaciones y luchas, primero negándolas, y luego lanzándose a dar dádivas temporales siguiendo con su proyecto privatizador y de apertura económica que termina profundizando la crisis, esto reflejado, primero, en la evidente represión a la protesta,  la conformación, para el caso agrario, de un aparente dialogo o pacto, e incumplimento a las reivindicaciones del campesinado, es por eso que la Cumbre Nacional Agraria construye el Pliego Unitario de Exigencias, que recoge las necesidades del campo Colombiano convocando a retomar el Paro Nacional Agrario, Campesino, étnico y popular.

No creemos en el gobierno, ni en la supuesta oposición de la narco burguesía emergente, expresada en  Álvaro Uribe. Creemos en la propuesta que como Pueblo embejucado y organizado hemos venido construyendo y disputando en las plazas y en las calles. Por ello, como estudiantes, hijos e hijas que somos de este Pueblo, nos levantamos en voz de protesta con los y las campesinas, indígenas, mineras, obreras, desempleadas, y todas las voces que se sumen a este PARO, convencidos/as de que los derechos y el país que queremos sólo lo lograremos con unidad, conciencia y lucha.

A parar para avanzar, viva el paro nacional
Ni santos, ni Uribe: Gobierno popular para la vida digna.

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